Manel García Biel
Mi amigo y maestro sindical José Luis López Bulla ha publicado, en su blog y en Nueva Tribuna, un interesante artículo sobre la relación del movimiento sindical y el del 15 M. A propuesta suya entro a efectuar una serie de apreciaciones y/o consideraciones entorno del tema de su artículo.
En primer lugar, personalmente, siento no compartir el optimismo de José Luis. El afirma que ambos movimientos plantean reivindicaciones objetivamente semejantes y ello comportaría la existencia de una no explicitada unidad de acción. Siento no poder compartir el optimismo de José Luis, a pesar de que ya me gustaría... Desde mi punto de vista quisiera plantear una serie de consideraciones respecto a esta relación.
En primer lugar no se puede dudar de que el movimiento del 15M ha evidenciado la existencia de un síntoma claro de insatisfacción social ante la evolución de la actual crisis y la forma en que se ha abordado políticamente. La gente de Democracia Real Ya! y otros grupos han tenido el don de la oportunidad al hacer aparecer un amplio sentimiento crítico existente en amplias capas sociales. Es un mérito que nadie va a discutirles.
Es evidente también que al margen de los convocantes, una importante porción de la ciudadanía se ha movilizado o como mínimo ha simpatizado con los planteamientos de regeneración política y social que se han planteado por parte del movimiento 15M.
Asimismo el movimiento del 15M ha tenido el acierto de hacer que sus planteamientos hayan sido recogidos de forma amplia también por parte de los medios de comunicación convencionales.
Cabe decir que muchos de sus planteamientos, relativos a la necesidad cambios en la Ley electoral para salir de una democracia avejentada y bipartidista, a la necesidad de que los culpables de la crisis, el sector financiero y la clase política paguen sus responsabilidades, la necesidad de que no vuelvan a ser los de siempre los que carguen con los costos de la misma, etc., han sido temas que no son nuevos en absoluto, que han sido planteados tanto por el movimiento sindical como por opciones minoritarias de la izquierda sin que hayan sido tomadas en cuenta ni por los partidos mayoritarios, ni, y eso es más grave, por los medios de comunicación social.
Hasta aquí creo que coincido con López Bulla. Sin embargo hay aspectos del movimiento del 15M que a mi me preocupan. A pesar de la propia juventud del propio movimiento. La primera cuestión son sus planteamientos de tener verdades absolutas que les llevan a descalificar de forma global a otras formas de actuación o de pensar. Cuando el movimiento 15M descalifica en general y globalmente a los políticos y a la política creo que se equivoca profundamente. Hay políticos y hay política que vienen defendiendo, desde posiciones muy precarias, los mismos planteamientos que ellos ahora parecen haber descubierto. Por eso no creo justa su descalificación y preocupante un cierto sectarismo de quien parece decir “Nosotros somos los únicos que tenemos la razón”.
Más grave me ha parecido la descalificación de entrada del movimiento sindical, que ha sido durante mucho tiempo y prácticamente en solitario el único que ha tenido que hacer frente tanto a la derecha como a las políticas de derecha. Sin olvidar que el objetivo de los sindicatos es defender, lo mejor posible, las condiciones de los trabajadores, pero que no está en sus manos la acción de legislar y gobernar que corresponde a los partidos políticos y a la política.
A título de ejemplo solo querría recordar que en plena apoteosis de la hegemonía de José Mª Aznar, antes de las movilizaciones contra la guerra, el sindicalismo, en plena soledad, le convocó una Huelga General contra “el decretazo” y le dobló la mano. Y que recientemente el 29S el movimiento sindical, contra la mayoría absoluta de la clase política y, vuelvo a destacar por su importancia, de los medios de comunicación convocó con buen resultado una Huelga General contra la Reforma Laboral, y que después ha recogido más de un millón de firmas en una Iniciativa Legislativa Popular para llevar al Parlamento la discusión de nuevo de la Reforma Laboral. En el caso de Catalunya, los sindicatos y movimientos ciudadanos lograron importantes movilizaciones de decenas de miles de personas contra los recortes del Gobierno de la Generalitat.
Quiero con ello decir que me fastidia enormemente ver como se pretende hacer una crítica en la que se pretende institucionalizar a los sindicatos mayoritarios, como si formaran parte de la clase política institucionalizada y que vive al margen de la gente. Por suerte para el movimiento sindical su representatividad sale de los centros de trabajo, y no son sólo las elecciones sindicales, sino que tienen de forma permanente a sus electores a su lado y de forma cotidiana deben dar la cara sobre su actuación.
Duele ver como desde el movimiento del 15M , puede que sólo desde ciertos sectores, pero por parte de quienes aparecen como sus portavoces se hace una critica no sólo asindical sino antisindical. No sólo es su rechazo a mezclarse con el movimiento sindical, pese a que este ha dado su apoyo a sus movilizaciones y muchos de sus militantes han formado el grueso de las movilizaciones. Recientemente algunos sectores del 15M hablan de plantear una Huelga General, al margen de los sindicatos mayoritarios, y yo diría aún más, contra ellos. Jon Aguirre, que decía hablar como portavoz el 15M comento esta posibilidad en la cadena SER y ante la pregunta de si esta convocatoria se haría al margen de los sindicatos mayoritarios contesto de forma clara “Evidentemente”. Posteriormente se han visto planteamientos de buscar la complicidad de algún sindicato minoritario, de esos que José Luis dice que siempre hablan de huelgas generales pero no realizan ninguna, para que les cubriera la convocatoria formal.
Aparte del hecho de que me parece propio del infantilismo izquierdista de siempre el intentar convocar una huelga general desde fuera de las empresas, hay elementos de beligerancia frente al sindicalismo confederal que son preocupantes: El desprecio hacia CCOO y UGT; algunos intentos de agresión a militantes sindicales en Aragón o agresiones a la sede de Barcelona de CCOO, no son elementos que ayuden a preparar una confluencia de unidad de actuación.
Es evidente que a un movimiento joven como es el del 15M le cuesta mantener la homogeneidad e impedir la infiltración de los profesionales de toda la vida, y debemos comprender al movimiento y darle tiempo al tiempo.
Ya me gustaría la confluencia que debería efectuarse a partir del respeto a la autonomía tanto del movimiento 15M como del movimiento sindical. Cuando uno pretende hacer avanzar sus tesis o sus planteamientos lo primero que debe hacer es unir al máximo de posibles aliados, estratégicos y tácticos. Y hasta ahora eso le ha faltado al movimiento del 15M, cuando me refiero a este movimiento hablo de los que lo dirigen o hacen como si lo dirigen, no a la gente que lo ha seguido que creo que está más próxima a los planteamientos que sostengo.
Demonizar a todos los políticos hasta los que de forma minoritaria han venido luchado por los mismos planteamientos que defiende ahora el 15M, demonizar a los sindicatos confederales, creerse los únicos poseedores de la razón capaces de dar bulas o excomulgar a otras organizaciones me parece miope además de sectario.
A pesar de todo, lo que ha logrado el 15M ya es mucho, hacer aflorar socialmente la indignación ante la realidad que nos rodea. Eso ya es muy importante, si logra avanzar en cohesión y alianzas será mucho mejor. Pero de todas formas ya ha hecho una gran contribución a la realidad ciudadana. Querría al efecto realizar un paralelismo con el movimiento contra la guerra de Irak. En su día unas pequeñas organizaciones sociales junto a los sindicatos lograron unas cotas de movilización social de gran impacto incluso a nivel internacional. Sin embargo los protagonistas de las convocatorias contra la guerra no supieron ver que habían acertado a conectar en un momento oportuno con el sentimiento de una gran parte de la ciudadanía, que ese era su valor, pero que la ciudadanía no los seguía a ellos. Tiempo después otras convocatorias efectuadas tuvieron un seguimiento muy minoritario. A pesar de ello las primeras movilizaciones tuvieron su consecuencia y tuvieron mucho que ver con la expulsión del PP del poder. Esperemos que ahora se vaya más allá, pero eso requerirá del 15M madurez, flexibilidad y alianzas con quien persigue objetivos similares.
PUBLICAT A nuevatribuna.es | 28 Junio 2011