dimecres, 23 de febrer del 2011

Las protestas de Egipto continúan en las fábricas

Hossam el-Hamalawy
Desde que Hosni Mubarak huyó del Cairo, e incluso antes, algunos activistas de clase media han estado apremiando a los egipcios, en nombre del patriotismo, a suspender sus protestas y volver al trabajo, cantando algunas nanas de lo más ridículas: "Construyamos un nuevo Egipto", "Trabajemos más duro de lo que nunca hemos trabajado". Está claro que no saben que los egipcios se encuentran ya entre la gente más laboriosa del mundo. [1]

Estos activistas quieren que confiemos a los generales de Mubarak la transición a la democracia, la misma junta que proporcionó la columna de la dictadura en los últimos 30 años. Y si bien creo que el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, que recibió 1.300 millones de los EE. UU. en 2010, terminará por fraguar la transición a un "gobierno civil", no me cabe duda de que será un gobierno que garantice la continuación de un sistema que no toque jamás los privilegios del ejército, que mantenga a las fuerzas armadas como institución que disponga de la última palabra en política, que garantice que Egipto continúe la senda de la política exterior norteamericana, tan odiada.

Un gobierno civil no debería estar formado por miembros de un gabinete en el que simplemente se han quitado el uniforme militar. Un gobierno civil significa representar las demandas y deseos del pueblo egipcio sin intervención alguna de los máximos capitostes. Creo que resultará muy difícil lograr esto, y eso si es que la junta llega a permitirlo. Los militares han formado parte de las instituciones gobernantes de este país desde 1952. Sus mandos forman parte del poder establecido. Y si bien oficiales jóvenes y soldados son aliados nuestros, no podemos ni por un instante poner nuestro crédito y nuestra confianza en los generales.

Todas las clases de Egipto participaron en el levantamiento. Mubarak consiguió enajenarse a todas las clases sociales. En la Plaza de Tahrir se podía encontrar a los vástagos de la élite egipcia, junto a trabajadores, ciudadanos de clase media y pobres de las ciudades. Pero recordemos que sólo cuando el miércoles [9 de febrero] se iniciaron las huelgas masivas, el régimen comenzó a cuartearse y el ejército hubo de forzar a Mubarak a dimitir porque el sistema estaba a punto de derrumbarse.

Algunos se han sorprendido al ver a los trabajadores en huelga, lo cual es una ingenuidad. Los trabajadores han ido poniendo en pie la ola de huelgas más prolongada y sostenida de la historia de Egipto desde 1946, iniciada en Mahalla, la ciudad del textil. No es culpa de los trabajadores que el mundo no les haya prestado atención. Todos los días de los últimos tres años ha habido una huelga en alguna fábrica de Egipto, ya fuese en el Cairo o en las provincias. Estas huelgas eran a la vez de naturaleza económica y política.

Desde el primer día del alzamiento del 25 de enero, la clase obrera ha estado participando en las protestas. Sin embargo, los obreros tomaban parte en ellas al principio como "manifestantes" y no necesariamente como "trabajadores", dando a entender que no se movilizaban independientemente. El gobierno, y no los manifestantes, había dejado la economía en punto muerto, con sus toques de queda, y al cerrar bancos y negocios. Se trataba de una huelga capitalista, destinada a aterrorizar al pueblo egipcio. Sólo cuando el gobierno trató de retrotraer el país a la "normalidad" el 8 de febrero volvieron los trabajadores a las fábricas, debatieron la actual situación y comenzaron a organizarse en masa, movilizándose como bloque independiente.

En algunos lugares, los trabajadores no incluían la caída del régimen entre sus demandas, pero utilizaron los mismos lemas de quienes protestaban en Tahrir y en muchos casos, los trabajadores presentaron una lista de exigencias en solidaridad con la revolución.

Estos trabajadores no se van a ir a casa. Comenzaron su huelga porque ya no podían alimentar a sus familias. Han ganado en audacia gracias al derocamiento de Mubarak, y no pueden volverse atrás y decirles a sus hijos que el ejército les han prometido traerles comida y derechos en no se sabe cuántos meses. Muchos de los huelguistas ya han empezado a elevar demandas adicionales, entre las que se cuentan el derecho a establecer sindicatos libres, alejados de la corrupta Federación Egipcia de Sindicatos respaldada por el Estado.

El sábado [12 de febrero] empecé a recibir noticias de que miles de trabajadores del transporte público estaban organizando protestas en la zona de el-Gabal el-Ahmar. Los trabajadores temporales de las acerías Helwan también protestan. Los técnicos ferroviarios siguen manteniendo interrumpido el servicio de trenes. Miles de trabajadores de las azucareras de el-Hawamdiya están protestando y los trabajadores del petróleo anunciaron una huelga el domingo por las condiciones laborales. Casi todos los sectores de la economía egipcia han sido testigos de huelgas o protestas masivas. A ellas se han sumado incluso sectores de la policía.

En este momento, la ocupación de la Plaza de Tahrir está por suspenderse. Ahora hay que llevar Tahrir a las fábricas. A medida que avance la revolución, tendrá lugar una inevitable polarización de clases. Tenemos las llaves de la liberación de toda la región, no sólo de Egipto. Debemos seguir adelante, con una revolución permanente que dé poder al pueblo de este país con una democracia directa desde abajo.


NOTAS: [1] “De acuerdo con un estudio global de la banca UBS, titulado “Prices and Earnings” [Precios y sueldos”], (…) “comparado con las otras 72 ciudades internacionales analizadas, los habitantes del Cairo trabajan de media el mayor número de horas al año, 2373`para ser exactos”. “Who you callin´ lazy?”, Almasryalyoum, English edition, http://www.almasryalyoum.com/en/news/who-you-callin%E2%80%99-lazy [2] En el Mahalla el Kubra trabajan 32.000 obreros en fábricas estatales y varias decenas de miles más en empresas privadas. El movimiento juvenil 6 de abril se originó en esa fecha de 2008 cuando una multitudinaria manifestación por el centro de la ciudad fue reprimida por la policía, que mató a dos personas. Timothy M. Phelps, “Egypt uprisings has its roots in mill town”, Los Angeles Times, 9 de febrero de 2011.

Hossam el-Hamalawy, activo periodista independiente egipcio radicado en El Cairo, cuenta con página en la Red: www.arabawy.org . Una selección de sus espléndidas fotos en blanco y negro tomadas durante la revuelta puede verse en http://www.guardian.co.uk/commentisfree/gallery/2011/feb/11/egypt-protest#/?picture=371625685&index=0

Publicat a www.sinpermiso.info (The Guardian, 16 febrero 2011)

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