dimecres, 2 de febrer del 2011

¿Quién teme a los Convenios Colectivos?

COL·LECTIU TREBALL I IGUALTAT * Introducción.
Después de la reforma laboral con el abaratamiento y la facilidad para el despido de los trabajadores y de la anunciada reforma del sistema de pensiones para retrasar la edad de jubilación de 65 a 67 años, la tercera pata del ansia neoliberal para empeorar las cosas es la de entrar a saco en los convenios.

Los acuerdos de 1997.
El "Acuerdo para la estabilidad del empleo y la negociación colectiva" suscrito entre el primer Gobierno del PP y los sindicatos UGT y CCOO pretendía, entre otras cuestiones, ordenar el mapa de los convenios tanto sectorial como territorialmente.
Hemos de reconocer que, trece años más tarde, dichas intenciones siguen siendo, en gran parte, una asignatura pendiente pues ni se ha aclarado lo suficiente el panorama en los diferentes ámbitos ni se ha avanzado en la articulación de la negociación en la empresa dentro del correspondiente sector productivo. Sí se consiguió cerrar el mapa de los acuerdos marco estatales sustitutorios de la ordenanzas de trabajo de la dictadura.

La situación en Balears.
El mapa de la negociación colectiva en nuestra comunidad autónoma es de los más razonables dentro del conjunto de España; en efecto, los cuatro grandes sectores (hostelería-restauración, comercio, construcción-obra pública y transportes), que agrupan la mayoría de empresas y trabajadores, han conocido, a lo largo del tiempo, una estabilidad notable, perturbada, quizás, por el interés de los supermercados en escapar del ámbito sectorial y territorial balear, centrándose en el de las empresas respectivas.
En nuestra opinión, las aportaciones del sindicalismo de Balears al conjunto siempre han sido interesantes, pudiéndose afirmar que la regulación del trabajo fijo discontinuo no sólo en el texto convencional sino en la adaptación al ciclo económico estacional, su relación con el turismo social y el coeficiente multiplicador a efectos de las pensiones de jubilación de esos trabajadores, han tenido y tienen general aprecio en el ámbito de las relaciones laborales.

La necesidad de los convenios colectivos.
Nuestro país, en sus distintas comunidades autónomas, ha ido evolucionando hacia un predominio absoluto de la pequeña empresa; no obstante, la representación de dicha realidad, tanto laboral como empresarial, que determina las mesas negociadoras, sigue obedeciendo a la influencia de la mediana y gran empresa (a partir de los 50 trabajadores). Por lo tanto, es necesario abrir el campo de juego hacia esta evidencia, reformando, si fuera preciso, el derecho de estar representados los trabajadores y las empresas que tengan entre tres y diez empleados, que en Balears son la inmensa mayoría. Tantas veces se ha reformado el Estatuto de los Trabajadores para mal, que otra vez más que posibilitara la participación amplia no estaría de sobra.
Frente a quienes piensan, interesadamente, que la relación laboral y el contrato de trabajo son una cuestión "individual" empresa-trabajador, nosotros hemos defendido a lo largo de 30 años y seguimos defendiendo que el convenio colectivo constituye una herramienta imprescindible para mantener y aumentar la democracia en el campo social, que ha sido y es un instrumento fundamental que permite la competencia leal entre las empresas al fijar unos precios mínimos del factor trabajo para todas y, en una situación de crisis, un dique frente a la extensión de la economía sumergida, que tanto daño hace a todos los niveles.
En los tiempos que vivimos, nos sentimos obligados a reivindicar la permanencia del Estado social y de derecho y, en esta dirección, el carácter normativo del convenio colectivo, su vigencia hasta la sustitución por otro convenio y su prevalencia a la decisión empresarial unilateral en la jerarquía normativa, siguen siendo aspectos sustanciales de nuestra convivencia en un marco de economía social de mercado.
Reformar el marco legal de la negociación colectiva requiere también, en nuestra opinión, repensar el método de la representatividad sindical y reforzar el poder negociador del sindicato en la empresa en general y en la pequeña en particular; es decir, para que el convenio colectivo siga siendo un elemento renovado de cohesión social y el ámbito idóneo para pactar –y practicar– la llamada flexibilidad interna frente a la externa vía despido fácil y barato y empleo precario, se precisan sindicatos más fuertes y con mayor dotación de medios. Por lo tanto, hay que caminar en dirección contraria a lo que se pretende desde ámbito "turboliberales" que, no nos engañemos, no es otra cosa que reconvertir en irrelevante el rol de la representación sindical en la fijación del coste laboral y de las condiciones de trabajo.

Conclusión.
Pero está claro que ni nuestra economía ni nuestra sociedad son las mismas que eran en 1978 o en 1990 y también la negociación colectiva debe adaptarse a dichas realidades. Algunas ideas al respecto:
A) Establecer pautas claras para la articulación de la negociación en la empresa con lo dispuesto en los respectivos convenios sectoriales.
B) Concretar un nuevo mapa de la negociación colectiva, estableciendo un número mínimo de trabajadores en el ámbito de aplicación del convenio sectorial, para sí garantizar una real dinámica de negociación desterrando de raíz los casos de imposición empresarial.
C) Creación de una comisión consultiva de la negociación colectiva en la CAIB, con la participación de los agentes sociales más representativos, para impulsar la racionalización de los ámbitos y el enriquecimiento de contenidos en los convenios.
En cualquier caso, nada sería peor que un cambio impuesto en las reglas de juego para la negociación de los convenios colectivos. En este caso está en juego la consolidación y profundización de la democracia.

* Colectivo formado per Pedro Calvo Manteca, Rafael Borràs Ensenyat, Jaime Bueno Pardo, Joan Llobera Bennassar, José Luis Reina Segura
y Miguel Ángel Mayorga


Publicat al Diario de Mallorca el 2/2/11

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